Dom. May 5th, 2024

06:52 PM

En la tarima del auditorio de ITM el secretario de Cultura Ciudadana, Álvaro Narváez, habló –como cada vez que tiene la menor oportunidad– de sus años de gestor cultural y director de un grupo de teatro. Con ello, el funcionario pretendió apuntalar su presentación con la experiencia de quien ha estado a ambos lados del trabajo cultural: en la trinchera de la gestión y en las dependencias de la oficialidad.

Sin embargo, el comentario no tuvo mayor impacto en un público compuesto casi en su totalidad por contratistas de la Secretaría de Cultura o de la Secretaría de Juventud o de la Secretaría de No Violencia, las oficinas que socializaron sus trabajos.

Luego de esto, Narváez soltó la cascada de cifras de su gestión al frente de una de las dependencias más cuestionadas de la Alcaldía de Medellín.

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Desde hace un par de años hay una ruptura entre su secretaría y un amplio sector de los artistas de la ciudad. Ese divorcio comenzó precisamente con el sector del que proviene Narváez: el del teatro.

En este terreno, los más elocuentes críticos del funcionario han sido los teatreros agrupados en Medellín en Escena, un colectivo que tiene nombres de peso histórico, como Cristóbal Peláez –el fundador del Matacandelas–, Iván Zapata –director artístico del Teatro Popular de Medellín–, entre otros.

Según fuentes consultadas por EL COLOMBIANO, el talante confrontacional de Narváez, tan afín con el del alcalde Daniel Quintero, ha impedido que se cierren las fisuras del sector cultural. Por ese motivo, muy pocos artistas y gestores culturales fueron a la rendición de cuentas de la dependencia cultural de la ciudad.

En su exposición, Narváez afirmó que en esta administración se invirtieron en cultura más de 563.000 millones de pesos. También señaló que 11 millones de personas participaron de los eventos de ciudad y que la Feria de Flores registró la mayor cantidad de artistas contratados: 14 mil.

No obstante, estas cifras no convencen del todo a los gestores culturales de la ciudad. Dicen ellos que la realidad económica de las iniciativas artísticas de Medellín es precaria y casi siempre está al borde de los números rojos financieros. Tanta suspicacia despierta Narváez que una gestora cultural –que pidió mantener en reserva su nombre– dijo: “Los gestores culturales estamos cansados de Narváez. Queremos que se acabe rápido su tiempo en la secretaría de Cultura. Con él no ha sido fácil hablar”.

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En la exposición de su trabajo, Narváez habló del Festival Miradas e incluso lo comparó con el Festival de Cine de Cartagena, uno de los más longevos de América Latina. Sin embargo, este evento tampoco se salva del juicio crítico de los artistas, en este caso de los realizadores.

En el sector hay molestia porque en la secretaría se ha privilegiado la realización del Festival antes que sacar a tiempo las convocatorias y las becas para los directores y los guionistas locales. Además, señalan que Miradas se convirtió en un escenario para darle lustre a la figura de Diana Osorio, la primera dama de Medellín. Entre otras, estas fueron algunas de las causas de las protestas que los miembros del circuito audiovisual llevaron a cabo hace unas cuantas semanas.

Al final de su presentación, Narváez recibió unos tibios aplausos de la audiencia. En realidad, muy poca gente prestó atención a su discurso. Ese fue el cierre del paso por el sector público de un prometedor director de teatro que terminó empantanado en debates políticos.

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